2.3 Preparativos y respuesta a desastres

 
 
 
El huracán Mitch se inscribe en la secuela de grandes desastres asociados al impacto de amenazas naturales en distintas partes del planeta, que sirvieron de trágico corolario al final de la Década Internacional para la Reducción de Desastres (1990-1999). Estos desastres reforzaron la noción de la reducción de riesgo de desastres como una temática transversal y como un componente integral de los procesos de desarrollo. En la década post-Mitch, y más precisamente en los últimos cinco años, se pueden identificar algunas tendencias en la institucionalidad asociada a la gestión de riesgo de desastres en los países de la región centroamericana.

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Planificar con suficiente antelación con vistas a mitigar los efectos desastrosos de los peligros permite a las autoridades responsables reducir los efectos negativos a un menor costo. Las medidas de preparación y mitigación desempeñan un papel decisivo para reducir los efectos de los desastres. Todas las medidas, tanto de preparación como de mitigación, deben estar basadas en información sólida. Ello requiere aumentar la precisión de los servicios de predicción y alerta temprana y contar con mayor tiempo de previsión, así como disponer de información a largo plazo útiles para la evaluación de riesgos y para el diseño y aplicación de medidas de mitigación, tanto estructurales como de otro tipo. Kofi Annan, 2004, Día Mundial del Agua.

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gráfico 13Preparación en Centroamérica La preparación para enfrentar desastres ha mejorado substancialmente en los últimos 10 años por parte de los gobiernos y de los actores humanitarios. El proceso de reconstrucción post-Mitch no solo llevó a un reforzamiento institucional regional sino también se reconoció la necesidad de fortalecer las capacidades locales de gestión del riesgo. Desde la creación en 1987 del Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en America Central (CEPREDENAC), y sobre todo desde el año 1999, con el Marco Estratégico para la Reducción de la Vulnerabilidad y los Desastres en Centroamérica, se logró una mejor visión y coordinación regional.

 

En conjuntos esfuerzos con los socios humanitarios regionales (REDLAC-2003) y los organismos nacionales se ha podido mejorar la planificación de contingencia más sistemáticamente a través de evaluaciones de daños compartidas con metodología común, gestión de la información más eficiente y rápida, y mayor previsibilidad en la respuesta. Además, desde enero de 2005, los Estados se comprometieron en Hyogo (Japón) a reforzar la preparación para enfrentar desastres15, a nivel regional, nacional y local, particularmente en la capacidad institucional, el intercambio de información, los mecanismos operacionales, la creación de fondos de emergencia y la planificación.

 

Sin ser exhaustivo, este cuadro elaborado por los equipos técnicos de emergencia de las Naciones Unidas (UNETE) muestra el gran trabajo en progreso: mejor planificación del sistema nacional (Estrategias y normativas), una coordinación previsible (establecimiento de los CCAH), más esfuerzos por parte de las Naciones Unidas en asesorar y complementar el sistema nacional (red humanitaria nacional, enfoque sectorial, fondos de emergencia) y una respuesta mas predecible.

 

 

 

cuadro 7

Mayor respuesta en Centroamérica desde Mitch

La mayor previsibilidad y disponibilidad de fondos, la profesionalización de los equipos de emergencia, incluyendo los de búsqueda y rescate, y el mayor conocimiento de las herramientas de respuesta disponibles por parte de los socios humanitarios hacen que la respuesta haya mejorado en los últimos años. Después de un aporte masivo de fondos y equipos en 1998, la respuesta a desastres en Centroamérica ha crecido regularmente sobre el periodo y representa el 45% de los fondos recibidos en todas las Américas en los últimos 10 años (dos billones). En los últimos tres años se han recibido 150 millones en respuesta a los desastres en Centroamérica, de los cuales un 30% corresponden a llamamientos de NNUU y socios, lo que denota cierto esfuerzo de racionalización de los pedidos de fondos.

Gráfico 14

Desde el 2006, un fondo de emergencia establecido por la Asamblea de NNUU permite mejorar la respuesta a desastres para salvar vidas en las primeras horas de la emergencia. El CERF ha beneficiado a más de 900,000 personas en Centroamérica (9.6 millones de dólares) en menos de dos años (http://un.cerf. org). Algunos sectores no reciben la atención deseada en las emergencias (recuperación temprana, educación, protección y albergues). En diciembre 2007, las NNUU afirmaban haber mandado un numero record de misiones de respuesta a emergencias a las Américas, 10 de las 14 misiones del UNDAC en el mundo. Esta tendencia ha ido creciendo en la última década como lo muestran las cifras de misiones de la Federación Internacional de la Cruz Roja (de un equipo de intervención regional -RIT- en 2001 a más de 49 en el 2007). Otros equipos de intervención de ONG, donantes y agencias se han sumado a esta tendencia desde sus bases regionales en Centroamérica.

  • Fondos Recibidos por Sector
  • Fondos Recibidos por Agencia
  • Afectados, Daños Económicos y Ayuda Recibida
  • Misiones en America Latina y el Caribe
Gráfico 17
Gráfico 18
 
 
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