Contaminación:

Se define como cualquier alteración de un sistema ecológico a una velocidad tal que éste es incapaz de procesarlo o distribuirlo. La contaminación atmosférica y contaminación del agua son dos de las más comunes, y las mismas se definen como la presencia en el aire y agua de sustancias contaminantes.


Contaminación Atmosférica

Imaginemos, por un momento, una naranja y un cabello que la rodea: esa es la proporción que existe entre nuestro planeta y la delgada capa de aire llamada atmósfera, que lo circunda. Ese aire, del cual todos los seres vivos dependemos, tiene apenas unos 15 km de espesor, de los cuales sólo los primeros seis tienen la cantidad de oxígeno suficiente para nuestra especie.

Nuestra atmósfera actual se mantiene en equilibrio debido a la interacción constante de los seres vivos entre sí y con los restantes elementos del planeta.

Desde el punto de vista geológico, la composición, temperatura y capacidad de autolimpieza de la atmósfera terrestre ha variado. Posiblemente, y ya dentro de la historia humana, el cambio más profundo comenzó a gestarse hace escasos 200 años; desde entonces, miles de toneladas de impurezas provenientes de los humos negros y de los gases de combustión de vehículos a motor son inyectados a la atmósfera. Esto contribuye a deteriorar la calidad del aire que inhalamos 12 veces por minuto, lo que nos provoca efectos agudos y crónicos. Los primeros habitualmente se manifiestan sobre órganos y tejidos más expuestos, como las vías respiratorias, mucosas musculares y piel. Los efectos crónicos, en cambio, se manifiestan tanto en los órganos y tejidos mencionados como en los alejados del sistema nervioso, por ejemplo, asma, bronquitis, enfisema pulmonar y otras.

La contaminación se da por una concentración excesiva de determinada/s sustancia/s en algún sitio que supera la capacidad natural de reciclado, lo cual provoca efectos negativos en el ecosistema.

Cada componente tiene su efecto
La mayor o menor concentración de componentes atmosféricos depende de causas naturales, como por ejemplo los volcanes, que pueden arrojar miles de metros cúbicos de gases de cloro y azufre.

Sin embargo, las de origen antrópico son las que aportan mayor cantidad y aceleración a la contaminación del sistema.

HIDRÓSFERA
El Agua: un recurso vital y limitado




Necesidades mínimas básicas de aguas dulces.
En la Conferencia de la Naciones Unidas sobre el agua en 1977, en Mar del Plata, Argentina, se introduce el concepto: “Necesidades Básicas”. En dicha conferencia se acordó que “todos los pueblos, cualquiera que sean su nivel de desarrollo y sus condiciones sociales y económicas, tienen el derecho a acceder al agua potable en cantidades y calidades equivalentes a las de sus necesidades básicas” (N.U., 1977).

Este concepto se reafirmó en la Cumbre de la Tierra y se amplió para incluir en él las necesidades ecológicas del agua: “Al desarrollar y utilizar los recursos hídricos deberán establecerse como prioridades la satisfacción de las necesidades básicas y la salvaguarda de los ecosistemas” (N.U., 1993).




El agua en situaciones de emergencia:
Los servicios como el abastecimiento de agua y el alcantarillado son vulnerables a los desastres; las instalaciones se pueden dañar, las tuberías se pueden romper y las operaciones se pueden interrumpir por cortes de energía eléctrica. Después de los desastres, el agua se convierte en el bien más importante para la población más afectada, y la escasez o contaminación de este recurso puede tener consecuencias muy graves sobre la salud pública.
El agua es uno de los principales medios de transmisión de enfermedades, por consiguiente, se debe asegurar su potabilidad.

Enfermedades transmitidas por vectores relacionados con el agua:
El medio acuático proporciona un hábitat esencial para los mosquitos vectores y para los caracoles, que son huéspedes intermedios de parásitos que producen enfermedades en el hombre.

Las enfermedades de transmisión vectorial más importantes relacionadas con el agua que fueron afectadas por los proyectos de desarrollo en los últimos decenios son: malaria, esquistosomiasis, dengue, filariasis, encefalitis japonesa.
Sería necesario realizar una evaluación consistente de los sistemas hidráulicos y de los lugares de crecimiento de los vectores que más contribuyen a la transmisión de la enfermedad. De ese modo sería posible aplicar un enfoque multidisciplinario dirigido al diseño y modificación de las estructuras de suministro de agua y a la adaptación de la gestión del agua para reducir los riesgos.



Fuente de agua que se debe utilizar en situaciones de emergencia:
Si no es posible distribuir agua embotellada a la población afectada, se deben considerar cuatro fuentes alternativas de agua:
Aguas subterráneas profundas: por lo general, esta fuente es limpia, de buena calidad biológica y esta sujeta a pocas variaciones estacionales. Sin embargo, la contaminación por sustancias químicas algunas veces puede producir toxicidad y un sabor desagradable.
Aguas superficiales y de manantiales: se prefieren los pozos más profundos, ya que tienen mejor calidad microbiana. Esta fuente está sujeta a variaciones estacionales y puede estar contaminada por fertilizantes y plaguicidas.
Aguas superficiales: esta fuente suele estar contaminada, principalmente durante la estación de lluvias, y está sujeta a considerables variaciones estacionales. Muchas veces requiere instalaciones complejas de tratamiento de agua.
Aguas de lluvia: en los países no industrializados, las aguas de lluvia pueden ser una fuente de agua limpia pero se pueden contaminar al entrar en contacto con la superficie de captación. El consumo exclusivo de agua de lluvia por períodos prolongados puede dar lugar a deficiencias de minerales. Este suministro es muy irregular y por lo general se usa sólo como fuente complementaria.


Residuos


Uno de los servicios de saneamiento más afectados en una situación de desastre natural –y, por lo general, no atendidos con la prioridad requerida-, es el manejo de los residuos sólidos domésticos, de los residuos peligrosos, de los escombros y de los restos de demolición; los lodos, las malezas, las cenizas, y cualquier otro resto que pueda representar un riesgo para la salud de la población afectada. En situaciones de emergencia por desastre natural, el manejo de los residuos sólidos y otros desechos es un factor prioritario para la salud de las poblaciones afectadas, junto con el abastecimiento de agua segura, adecuada disposición de excretas y la higiene alimentaria.

Registros epidemiológicos después de ocurrido un desastre natural indican que, además de las lesiones por trauma, existe un incremento significativo de infecciones respiratorias y diarreicas, muchas de ellas ocasionadas por los puntos de acumulación de residuos domésticos y material orgánico putrescible, que se convierten en focos de agentes trasmisores de enfermedades y del desarrollo de vectores patógenos. La acumulación de lodos, escombros, y restos de demolición se convierte en causa principal de las afecciones respiratorias y de la piel, al igual que la presencia de grandes cantidades de cenizas.

Tomando las medidas adecuadas se lograrán eliminar focos potenciales de proliferación de vectores transmisores de enfermedades (infecciones gastrointestinales, leptospirosis, dengue y similares), de afecciones respiratorias y de lesiones físicas.

Una de las medidas principales será la rápida remoción de la mayor cantidad posible de residuos. La limpieza realizada en corto plazo no sólo restablece el libre tránsito en rutas de acceso y comunicación sino que también tiene un impacto psicológico emocional en la población.

Cuaderno de apuntes
PREGUNTAS SOBRE EL TEMA

¿Cómo contaminar en tres lecciones?
¿Cómo se distribuye el agua en el mundo?
¿Cuál es el consumo de agua diario?
¿Qué es el efecto invernadero?

 









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