Opinión: El desplazamiento por desastres es uno de los retos que se enfrentan en el Siglo XXI

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FUENTE (S):  fUNDACIÓN tHOMSON REUTERS, TRUST.ORG (TRF)

Si se cuenta con una buena planificación y con políticas adecuadas, diversas amenazas, tales como tormentas e incendios forestales, no siempre tendrán que dar origen a la pérdida de viviendas.

Por Mami Mizutori, Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, y Alexandra Bilak, Directora del Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno.

Dos meses después de que el ciclón Idai azotara en marzo anterior la nación de Mozambique, situada en el sudeste de África, las comunidades todavía están enfrentando los efectos devastadores que generó la tormenta, lo que incluye un brote de cólera y una hambruna generalizada debido a la destrucción de cultivos.

Se calcula que la tormenta cobró la vida de al menos 600 personas, destruyó más de 110 000 viviendas y ocasionó el desplazamiento de 400 000 habitantes. Seis semanas después, el ciclón Kenneth azotó la parte norte del país.  La población de varias áreas remotas todavía está esperando poder recibir ayuda.

Los desastres desplazan a millones de personas

Mozambique es solo un ejemplo reciente de un evento meteorológico extremo que da origen a un desplazamiento interno masivo. Un nuevo informe elaborado por el Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés) muestra que en 2108 se registraron 1 600 desastres, desde inundaciones monzónicas en India hasta incendios forestales en los Estados Unidos, los cuales han ocasionado 17,2 millones de desplazamientos nuevos, algunos de los cuales han sido evacuaciones a corto plazo.

Desde que el IDMC comenzó a recopilar datos sobre esta forma de desplazamiento en 2008, las amenazas naturales han provocado que 265 millones de personas deban desarraigarse de los lugares donde vivían, lo que representa más de tres veces la cantidad de movimientos forzados que aquellos ocasionados por conflictos y violencia. Esto comprueba que el desplazamiento relacionado con los desastres es uno de los retos humanitarios y de desarrollo más significativos que enfrentamos en el Siglo XXI.

Teniendo presente esta situación, nos reunimos esta semana en Ginebra, Suiza, para llevar a cabo la sesión bienal de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres. Organizada por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), se espera que se hagan presentes más de 4, 000 personas en esta sesión, en la cual se analizarán los avances logrados hacia la consecución de las siete metas incluidas en el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, establecidas con el fin de reducir las pérdidas que ocasionan los desastres. Este es un aspecto esencial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las acciones dirigidas a abordar el cambio climático.

La rendición de cuentas empieza con la precisión de los datos

Debido a la magnitud global de este problema, debemos centrar nuestra atención en la recopilación de más y mejores datos. Un informe del IDMC que se publicará esta semana bajo el título de Disaster Displacement: A global review (Desplazamiento por desastres: Un análisis mundial) identifica los vacíos principales existentes y ofrece recomendaciones dirigidas a la toma de acciones para superarlos.

Si los países desean lograr avances en la reducción del número de personas que resultan afectadas por los desastres, debemos saber cuántas personas han debido evacuar o se han desplazado antes, durante y después de un desastre, así como la cantidad de viviendas dañadas y destruidas en el transcurso del tiempo.

Después, necesitamos estándares mundiales para lograr que los datos que por diversas razones recopilan una gran variedad de actores, sean más congruentes, más comparables y más útiles para las instancias decisorias.

En tercer lugar, debemos monitorear, generar informes y responder a todos los casos de desplazamiento, sin importar qué tan pequeña sea su magnitud.

Por ejemplo, con frecuencia, algunos Estados insulares ubicados en el Pacífico resultan afectados por tormentas tropicales, terremotos y erupciones volcánicas. Sin embargo, debido a que están situados en zonas remotas y el número de personas desplazadas es relativamente pequeño, los desastres son invisibles, a pesar de que el impacto generado es enorme.

A principios de 2018, el ciclón tropical Gita dejó un alto grado de destrucción a su paso por Samoa Americana, Nueva Zelanda, Tonga y Samoa. En el caso de Tonga, esta nación sufrió daños equivalentes al 38 por ciento de su PIB. Asimismo, aproximadamente el 8 por ciento de la población de Samoa Americana debió desplazarse. Si esto no se aborda adecuadamente, especialmente en zonas propensas a amenazas, las personas corren el riesgo de caer en un ciclo de desplazamientos reiterados.

Orientación para los gobiernos

El Marco de Sendai incluye referencias claras sobre el desplazamiento relacionado con los desastres. En el caso de dos de sus siete metas, los indicadores existentes ya sientan las bases para lograr una mejor comprensión sobre este problema: el número de personas cuyas viviendas resultaron destruidas por un desastre y el porcentaje de la población que se pudo proteger en caso de un desastre mediante evacuaciones preventivas.

Si los países en todo el mundo notifican de forma sistemática aspectos relativos a estas métricas, podremos mejorar por mucho nuestra comprensión sobre la magnitud del desplazamiento por desastres y la forma en que gestionamos el riesgo y su impacto.

UNDRR también publicó unos lineamientos esta semana, elaborados por varias contrapartes, incluidos el Consejo Noruego de Refugiados y la Plataforma sobre Desplazamiento por Desastres, sobre la forma de reducir el riesgo, abordar el impacto y aumentar la resiliencia a los desplazamientos ocasionados por desastres.

Esta guía titulada "Words into Action" (Palabras en acción) ayudará a las autoridades gubernamentales a integrar el desplazamiento por desastres y otras formas de movilidad humana en las estrategias nacionales y locales para la reducción del riesgo de desastres.

De forma conjunta con las recomendaciones del nuevo informe del IDMC, ahora contamos con una sólida base para prepararnos y responder mejor, al igual que para reducir el riesgo del desplazamiento por desastres y velar por que las amenazas no siempre den origen a que las personas se queden sin hogar.

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