Entrevista con Sálvano Briceño, Director UNISDR

Foto: UNISDR

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Desde su perspectiva, ¿qué piensa usted debe hacerse para que los esfuerzos de reducir el riesgo de desastres sean más efectivos? ¿Cuáles serían los cambios más importantes, en su opinión?

El cambio más importante debe darse en el ámbito político, de tomadores de decisiones. Los líderes de un país son los que tienen que darle prioridad al tema porque se trata de un cambio de actitud, de valores, de comportamiento y eso requiere que la gente que está en posiciones de liderazgo lo promueva. Entonces ese es el cambio más importante. En los países donde los líderes son los que promueven la reducción del riesgo, la gente sigue el ejemplo y se interesa más.

En su opinión, ¿cuáles son los mayores retos que las personas enfrentan en la región para realmente reducir el riesgo y la vulnerabilidad? ¿Cómo pueden estos ser superados?

Bueno, existen dos obstáculos que son muy comunes: uno es la cultura de pensar que los desastres son naturales. Y pensando eso, precisamente, la gente asume que son inevitables porque si son naturales uno no puede hacer nada. Y resulta que lo natural no es el desastre, sino la amenaza y el peligro. Existen amenazas naturales pero el desastre lo crea la gente: construyendo mal sus casas o en sitios donde no se debe. ¿Cómo cambiar esa cultura de que el desastre no es natural?, insistiendo en que el desastre lo causa la vulnerabilidad a las amenazas naturales.

¿Cuál es el mayor obstáculo para una reducción de desastres, la falta de voluntad política o la falta de recursos económicos?

Pienso que principalmente es la falta de voluntad política porque es la que logra los cambios. Si queremos cambiar la situación tiene que haber voluntad política en los líderes de gobiernos, jefes de Estado, jefes de Gobierno, los ministros, pero también los líderes económicos, sector privado, los que tienen que promover la reducción del riesgo. Y eso genera cambio.

¿Qué cree usted es más importante para reducir el riesgo, la tecnología o la educación? ¿Por qué?

Sin duda alguna la educación. La tecnología también es importante pero hay que comenzar con la educación porque si la gente no está consciente, si la gente no entiende y no sabe de qué se trata, pues no van a utilizar la tecnología tampoco. Entonces primero hay que educar. Y una vez que la gente entienda que puede hacer algo para reducir la vulnerabilidad, de ver cómo están construidas sus casas, dónde, cómo están construidas las escuelas a donde van los hijos, los hospitales, sus lugares de trabajo, entonces la gente hará algo.

¿Cómo define usted una “cultura de prevención”? En su opinión, ¿qué debe de hacerse para cambiar la actitud de las personas?

Mira, es muy parecido a lo que sucede en el tema de salud. En el tema de salud nosotros hemos visto cómo en los últimos años la gente ha aprendido a cuidarse más, a comer mejor, a hacer ejercicio, a tomar una serie de medidas para disminuir el riesgo de enfermarse. Y eso se sabe hoy en día: el que come bien, el que hace ejercicio, que se cuida, pues se enferma menos. Igual, las amenazas naturales. El que está pendiente de cómo está construida su casa, de los materiales, de si tiene materiales inflamables, o que sean vulnerables al viento, a huracanes, o a un terremoto. Entonces habrá prevención. Prevenir es adelantarse a lo que pueda suceder. Tanto en el tema personal de salud como en el tema de desastres que es algo que afecta también a todo el mundo.

Siendo realista, ¿cuáles de las iniciativas en las que la UNISDR ha sido involucrada han tenido un impacto significativo en cuanto a reducir los riesgos aquí en la región en los años recientes? ¿Por qué? ¿De qué manera?

Bueno, hay iniciativas a distintos niveles. Ha habido iniciativas con los gobiernos, por ejemplo, la creación, la promoción de plataformas nacionales. Se ha logrado que en algunos países se tome más interés en el tema. Y se han hecho cosas muy buenas. Países como México, como Cuba, como Jamaica, como Chile. Hay países que tienen un trabajo muy bueno que se inició con el proceso nuestro. Pero también hay iniciativas muy específicas como las radionovelas. Las radionovelas en Centroamérica han logrado un impacto para que la gente piense y esté consciente de que puede hacer algo. La primera, que fue la que se llamó “Tiempos de Huracanes”, y después la de “Réplicas en el Corazón”. Y esas han sido iniciativas muy buenas para educar. Con el juego Riesgolandia, ha sido un juego que se juega cada vez más, los niños han adquirido mucha conciencia con ese juego. De modo que hay varias.

¿Cree usted que podemos aprender más de las buenas prácticas o de las malas que hubo en el pasado? Dé ejemplos, por favor.

Bueno, se aprende, yo creo, más de las malas prácticas que de las buenas, en general, porque cuando uno comete errores, y cuando uno sufre, es que uno entonces tiene más interés en cambiar. Sin embargo, hay buenas prácticas que también son importantes y son útiles. Si uno ve que, por ejemplo, en un país nadie muere cuando hay un huracán, como en el caso de Cuba donde no fallece casi nadie en un huracán, y en el país de al lado el mismo huracán mata a mil, dos mil personas como en Haití, quiere decir que hay algo. Entonces se debe aprender de las buenas prácticas de Cuba para disminuir el riesgo en países como Haití. Pero sí, hay muchas actividades que están hoy en día más claras. Se sabe muy bien qué tipo de construcción, qué tipo de materiales son los que generan riesgo, y hacen que se destruya una vivienda, un edificio, cuando hay una amenaza natural.

¿Qué es lo que hace rentable para los gobiernos la inversión en la reducción de riesgos y cómo se traduce en términos concretos?

Bueno, eso es un tema muy importante que estamos estudiando, trabajando en este momento con el Banco Mundial y la secretaría de la UNISDR, para establecer la relación costo-beneficio de la inversión en prevención, porque es muy fácil decir que invertir en prevención ahorra dinero, pero a los gobiernos hay que decirles cifras específicas. Y en eso es que estamos trabajando en este momento. No hay duda de que la respuesta a los desastres se está volviendo cada vez más costosa. Cada vez los desastres impactan más. No porque las amenazas naturales sean mayores, sino porque hay más gente. Más gente viviendo en el planeta, y viviendo en sitios de riesgo, y comportándose indebidamente de modo que como la vulnerabilidad aumenta, los desastres van a ser cada vez más grandes, más caros y, por lo tanto, la prevención se va a justificar cada vez más. Pero estamos haciendo un estudio específico sobre la relación costo-beneficio para que los gobiernos tengan argumentos más específicos para invertir dinero en la prevención.

¿Qué rol juega la gobernabilidad en ese contexto?

Bueno, la gobernabilidad es lo que hablamos al principio de la necesidad de que los líderes se involucren. Si un presidente de un país dice que va a tener como prioridad en su plan de gobierno reducir el riesgo a las amenazas naturales para reducir la mortalidad y el impacto económico, pues entonces esa persona le va a dar prioridad al tema, va a organizar una gobernabilidad que sea adecuada, que en el caso de este tema requiere que participen muchos sectores. Es lo típico de la gobernabilidad en el tema nuestro, la reducción del riesgo, que no es un ministerio el que lo puede hacer todo sino que tienen que ser todos y tienen que ser los representantes de la sociedad civil, tiene que ser el sector privado, los medios de comunicación. Todo el mundo tiene un rol que jugar para promover y para prevenir el riesgo. Pero empieza con la acción de los más altos niveles.

En un mundo ideal, libre de intereses políticos, ¿qué enfoque adoptaría usted para reducir el riesgo? ¿Por qué?

Bueno, en primer lugar yo no creo que un mundo ideal sea sin intereses políticos porque los intereses políticos son intereses de la gente, y la gente, si es un mundo con personas tendremos siempre intereses políticos. Yo creo que lo que hay que evitar son intereses egoístas, intereses políticos egoístas, intereses politiqueros como decimos. Pero la política es necesaria. La política es el arte de convivir en sociedad y es inevitable. De lo que se trata no es de no hacer política, sino de hacer una mejor política. Y en ese sentido lo ideal sería que los políticos justamente se preocuparan más por el bienestar de la gente y en especial de los más vulnerables, los más pobres, y no por solamente ayudar a los más ricos, como muchas veces sucede. La gente que tiene dinero y recursos ya tiene la capacidad para defenderse sola. Los que no tienen esos recursos son los que necesitan ayuda del gobierno. Entonces sí, en un mundo ideal los gobiernos deberían realmente trabajar para mejorar la condición de la gente más pobre.

Utopía: Imagínese que fuera un inventor con un presupuesto ilimitado, ¿cuáles serían las tres innovaciones que usted propondría para reducir el riesgo de manera eficaz?

Bueno, yo diría que lo más importante es la inversión en educación. Y en educación a todos los niveles. Educación no es solamente la de los niños en la escuela. Educación es la de los padres, la de los ciudadanos. Hay muchos medios para hacer educación. En ese sentido pienso que lo más importante sería que los temas que están ahora más visibles como el del cambio climático, la protección ambiental, incluso la crisis económica. Una forma de enfrentar la crisis económica es reduciendo el riesgo a las amenazas naturales porque son muy costosas. Es una forma de ahorrar dinero para disminuir la crisis económica. En el tema del cambio climático, reducción del riesgo es esencial para enfrentar el cambio climático, tanto para adaptarse al cambio climático como para reducir los efectos de éste. De modo que en todos estos temas habría que insertar un elemento de reducción del riesgo y eso sería lo que yo promovería si tuviese el dinero para despertar más conciencia sobre el tema.

¿Qué espera de la Plataforma Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres? ¿Qué cambios traerá, en su opinión?

Bueno, para esta Plataforma Regional esperamos iniciar un proceso de formación de equipo entre las agencias que trabajan en el tema de reducción del riesgo de desastres en la región y los gobiernos. La idea es que los gobiernos se acostumbren a dialogar en forma más frecuente, y regular tanto con las agencias como entre ellos para buscar soluciones comunes para enfrentar esta amenaza que es un riesgo que afecta a todos los países, y entonces facilitar esa discusión, ese foro, esa Plataforma Regional. Es lo queremos que salga y que se desarrolle a partir de esta reunión.

¿Siente usted que está haciendo una diferencia en su labor diaria? ¿Cuál es la visión que le guía?

Bueno, en mi labor diaria yo trato de explicar el tema lo más que puedo a todo con el que converso, claro, sin hacerse pesado, porque uno no puede estar tampoco hablando de eso solamente. Pero sí, pienso que hay muchas oportunidades en las que uno está conversando con amigos, con familiares, en la oficina, que son oportunas para llamar la atención sobre el tema de la reducción del riesgo. Y aseverar a la gente que hay comportamientos muy sencillos que son importantes adoptar para la reducción de riesgo. Y que uno los puede desarrollar en su vida diaria. Lo que yo trato, lo más que puedo todos los días, es hablar del tema, de promover el tema. Es un tema casi como de misionero, como una religión. Uno está promoviendo una religión, pues, igual estamos promoviendo a que la gente tome conciencia de que debe, y que puede reducir el riesgo a las amenazas naturales en su vida diaria.

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