Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres
América Latina y el Caribe  

Revista EIRD Informa - América Latina y el Caribe
Número:13 -2006 -12/2006 - 11-/2005 - 10/2005 - 9/2004 - 8/2003 - 7/2003 - 6/2002 - 5/2002 - 4/2001- 3/2001 - 2/2000 - 1/2000

 

 

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Universidad Católica del Norte en Chile: la educación como herramienta de reducción de desastres

Chile, como muchos países del mundo, es regularmente impactado por desastres de origen natural. Muchos de ellos son reiterativos en el tiempo, como las inundaciones, los terremotos, entre otros. Estos fenómenos no dejan indiferentes a las personas; no obstante, algunas de las situaciones que revisten mayor riesgo se ven reforzadas por la escasa o nula conciencia y conocimiento que se tienen de los eventos naturales generadores de desastres, y por el incremento de la densidad poblacional y de la vulnerabilidad en zonas habitadas.

En los últimos años, como consecuencia del uso masificado de Internet y la televisión, es posible dimensionar de mejor manera los alcances de un desastre. Imagen tras imagen, las personas logran impactarse con el dolor y la devastación que van dejando a su paso tsunamis, terremotos, huracanes, aluviones, etc., aunque el efecto pareciera ser sólo temporal.

Nadie espera que ocurra un desastre en la zona que habita y cuando ocurre, surgen cuestionamientos sobre por qué no se hizo algo para prevenirlo. Por ello, las herramientas más eficaces para prevenir los desastres y mitigar sus efectos en las zonas habitadas son la mejor planeación urbana y la educación. Esta última es de mayor relevancia, ya que una persona con conocimientos sobre esta materia tomará mejores decisiones en el momento de un evento desastroso.

La educación y el conocimiento han sido, desde siempre, las herramientas más útiles para el desarrollo humano y de las comunidades. Bajo esta premisa y la importancia de sus perspectivas futuras, la introducción de una asignatura sobre los desastres de origen natural es tan necesaria como la respuesta a la emergencia tras la ocurrencia de una catástrofe.

Delta, desastres de origen natural en la universidad

Desde 1997, la Universidad Católica del Norte (UCN), junto con varios organismos, ha llevado a cabo una serie de estudios sobre riesgo sísmico en Antofagasta, en el norte de Chile. Éstos finalmente derivaron a una nueva propuesta: Educación como Medida de Mitigación y Manejo de Desastres.

La iniciativa impulsada por el geólogo y Director de Investigación y Postgrado de la UCN, Mario Pereira, se integró a mediados del año 2005 al programa académico extracurricular “Desarrollando y Liderando Talentos Académicos-DELTA”.

El Programa, dirigido a estudiantes de los niveles primario y secundario con talentos académicos, de las comunas de Antofagasta y Mejillones, está orientado al pleno desarrollo de las potencialidades de los niños y jóvenes con aptitudes académicas, fortaleciendo su inserción productiva en la sociedad y aportando con esto al desarrollo del capital humano de la región y del país.

Según la vicedirectora académica del DELTA, la psicóloga María Isabel Guzmán, la iniciativa busca contribuir a formar integralmente a los alumnos del Programa, a través de un servicio educativo de excelencia, además de constituirse en un agente de cambio social, articulando por una parte lazos entre el mundo universitario y el sistema escolar, y por otra, entre la universidad y la comunidad en general.

En este aspecto el Programa DELTA-UCN tiene como misión proveer un servicio curricular innovador, desafiante, significativo y representativo de la región; específicamente diseñado para satisfacer las demandas pedagógicas de alumnos con talentos académicos. En este espacio surge el Curso y Taller de Desastres Naturales, que se ha desarrollado exitosamente los dos últimos semestres.

El Curso de Desastres Naturales, a cargo de la periodista Cinthia Rojas y las arquitectas Alexandra Joo, María Pilar Vargas Salazar y Mitchel Pizarro Prieto, tiene como objetivo elevar el conocimiento de los estudiantes sobre los fenómenos naturales y sus impactos sobre las comunidades, materia que implica la concienciación de la importancia de reducir los riesgos y, por tanto, los desastres.

Durante el último semestre del 2005 y el primero del 2006, ya han tomado el curso 45 estudiantes de entre 14 y 16 años, quienes además de aprender conceptos teóricos sobre los fenómenos naturales, realizan algunas evaluaciones de riesgo en terreno desde su particular punto de vista, materia que también ha sido llevada a discusión con expertos inter-nacionales, que a través de videoconferencias comparten sus experiencias con los estudiantes. Esto ha permitido una fluida e interesante red de comunicación entre los escolares chilenos y los profesionales, como Antonio Rosquillas, ex director de Protección Civil de Tijuana; Luis Mendoza, geofísico del CICESE en México; y el doctor Carlos Villacís, coordinador del Programa Global de Identificación de Riesgos (GRIP) del PNUD.

Estas reuniones virtuales han contribuido al pensamiento crítico de los estudiantes respecto del riesgo en las diferentes regiones y comunidades donde los desastres suceden; de la misma forma, han favorecido el desarrollo de una nueva visión frente a las situaciones de riesgo y a la relevancia de reducir los desastres.

La experiencia -única en Chile- pretende consolidar la prevención y reducción de los desastres como un tema de relevancia, y especialmente servir de base para la toma de decisiones futuras.

Como resultado de los talleres, que actualmente se llevan a cabo en dependencias de la UCN, los estudiantes han comenzado a identificar los riesgos y a proponer cursos similares en sus colegios, situación que multiplica los esfuerzos para concienciar a la población escolar sobre la importancia de prevenir los desastres y reducir los riesgos.

Los jóvenes y la prevención de desastres

El Programa DELTA-UCN busca identificar, estimular y desarrollar el talento académico en niños y jóvenes cuyo entorno natural no les brinda suficientes oportunidades para cultivar su potencial. Por esto, trabaja fundamentalmente con alumnos de establecimientos municipalizados.

El objetivo es ofrecer a estos niños y jóvenes oportunidades de aprendizaje que enriquezcan, amplíen y profundicen las que les son habitualmente provistas por su experiencia escolar, ordenadas de acuerdo con sus áreas de interés, conocimientos previos, velocidad y estilo de aprendizaje.

En este aspecto, el Curso de Desastres Naturales ha iniciado un proceso en el que los escolares están relacionándose más estrechamente con los fenómenos que pueden generar desastres, y a partir de ello intentan formular propuestas de manejo y mitigación del riesgo.

En los talleres, los estudiantes tienen la oportunidad no sólo de conocer teóricamente de qué tratan los terremotos, aluviones, tsunamis, etc., sino de construir maquetas, mesas vibradoras, simular desastres y proponer modelos constructivos más resistentes acordes con los diferentes tipos de suelo o características geográficas del terreno.

También se han interiorizado sobre el “software” de RADIUS, que con datos reales les permite conocer y simular sismos en la ciudad de Antofagasta. De esta forma, pueden identificar las áreas de mayor riesgo, las que posteriormente son visitadas en las salidas de investigación de terreno, que le aportan al curso una visión más realista y gráfica de las vulnerabilidades de la ciudad donde estudian y viven.

Para Jonathan Torres de 14 años, estudiante de Liceo Domingo Herrera de Antofagasta, el Curso de Desastres Naturales “es una buena asignatura, ya que enseña cosas muy útiles. Creo que me servirá para estar preparado para cualquier desastre natural en el cual me vea involucrado. He aprendido cómo puedo cuidarme en un evento desastroso, cómo prevenirlo y por qué se producen. Creo que los desastres pueden evitarse o al menos aminorar sus impactos, educando a las personas, ya que así la gente sabría qué hacer y no perdería el control bajo la presión de estar en un desastre de origen natural”.

Juan Olivares Serrano de 16 años, alumno del Liceo General Oscar Bonilla (A-26), considera que “el curso es entretenido e interesante. En él nos enseñan a protegernos y qué hacer ante un desastre. También he aprendido cómo se producen los desastres de origen natural, cómo escapar del peligro y cómo reducir los riesgos. La gente muere en desastres por su propia ignorancia y por falta de preparación para enfrentarse a un fenómeno natural, porque en general sólo reaccionamos cuando ya ha ocurrido el desastre y tratamos de superar la emergencia. Eso debe cambiar”.

Carolina Alcayaga de 15 años, estudiante del Liceo Marta Narea, manifiesta: “Elegí este curso porque me gustaría estudiar ingeniería civil, por ello, aprender cómo se debe construir para poder evitar un desastre es muy importante. Me refiero a qué materiales especiales debe tener; qué estructura debe presentar, etc. En este curso he aprendido mucho más que eso; me doy cuenta de que para poder evitar un desastre en una construcción, no sólo debo saber sobre materiales constructivos, sino que también debo manejar a la perfección los tipos de suelos, en qué lugar voy a construir, de qué forma lo haré, qué grado de vulnerabilidad tiene la zona en la que se construirá, para cuántas personas será la edificación, etc. Una mejor construcción puede evitar que las personas mueran”.

Esta nueva instancia de aprendizaje, en que la universidad abre sus puertas a escolares de diversas edades, les ha facilitado además la oportunidad de conocer otras realidades y de tener una nueva oportunidad de desarrollo.

Durante las salidas a terreno, los estudiantes de Desastres Naturales han estado realizando evaluaciones de vulne-rabilidad de acuerdo con tipos de riesgos, calidad estructural, tipos de suelos, densificación poblacional, entre otras materias. También han sido invitados a participar en el Congreso Nacional de Geología, que se realizará en Antofagasta en agosto de este año, instancia en la cual presentarán el juego interactivo Riesgolandia, preparado por la EIRD y UNICEF, que también fue incorporado al curso.

En dicha oportunidad, está previsto entregar el kit de Riesgolandia a varios colegios de la Segunda Región, por lo que se espera que cada vez más y más niños puedan jugar y aprender de los desastres mediante este juego.

Para mayor información contactar a:
Cinthia Rojas Castillo
Periodista e Investigadora Asociada UCN
cirojas@ucn.cl
www.deltauc


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