Revista EIRD Informa - Las Américas
 
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¡Que no caiga el aguacero!

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La noche de ayer llovió sin parar. Y la de ante ayer también. Los aguaceros adormecieron a la población que sin preocupación alguna, cuenta con techo seguro. Pero sin duda, miles de personas de las áreas marginales de la ciudad de Guatemala, no pegaron un ojo en toda la noche. Al día siguiente amanecieron agradeciendo al cielo estar todavía completos. A pesar de los ríos de agua y basura que corrieron por los callejones del asentamiento, al menos estaban vivos y sus covachas, aunque pendiendo de un hilo, seguían en pie a orillas del barranco. Se levantaron, caminaron a sus trabajos en fábricas y mercados, enviaron a sus niños a la escuela y al volver a caer la noche, el temor se estableció de nuevo en sus hogares. ¿y si vuelve a llover? ¿Y si esta vez, la tierra ya no aguanta con nosotros? La oscuridad de la noche, los ladridos de los perros, los goterones en la lámina son el augurio de un desastre que puede ocurrir en cualquier momento.

Afortunadamente, existe una forma de resolver estos miedos y ésta es sabiendo qué hacer en caso de un posible desastre.

La ayuda humanitaria de la Comisión Europea se rige por los principios fundamentales de humanidad, imparcialidad y neutralidad y por eso ha apoyado el proyecto “Fortaleciendo las Capacidades de Preparación ante Desastes en Asentamientos Urbanos del Deparamento de Guatemala”. Es un proyecto financiado por la Comisión Europea a través de su Departamento de Ayuda Humanitaria y ejecutado por Oxfam Gran Bretaña en alianza con las organizaciones locales “Fundación Esperanza y Fraternidad” (ESFRA) y el “Instituto para la Superación de la Miseria Urbana” (ISMU).

El proyecto consta de 15 meses de trabajo, a partir de febrero del 2007 y espera beneficiar alrededor de 25,000 personas de los asentamientos urbanos Nuevo Amanecer, Arenera Alta y Arenera Baja en la zona 21, Las Joyas de la 1 a la 5 en La Verbena zona 7 y Tierra Nueva II en Chinautla.
Según cuenta don Margarito Reynoso de La Arenera Alta, “Cuando nosotros formamos el comité hace 8 años, se vino el adoquinamiento, se hizo el talud, el alumbrado público…aquí no había nada, sólo un chorro comunal, al poco tiempo se vino el comité del agua a domiciliar, el drenaje…” Esto comprueba que son las propias personas del lugar las que pueden generar grandes cambios internos en las comunidades. Por eso, el proyecto pretende fortalecer las capacidades de los habitantes para responder a desastres, pues son ellos quienes viviendo allí tienen la posibilidad de actuar inmediatamente ante cualquier adversidad.

Las reuniones para capacitar se llevan a cabo cada 15 días. En ellas participan activamente más de 20 miembros de cada comunidad que han logrado organizarse en 5 brigadas con enfoques y especialidades distintas como nos relata doña Marta Julia Ocox Catalán, que tiene 27 años de vivir en la Verbena: “Soy representante de la Joya 3, estamos fortaleciendo capacidades con don Luis que es aquí el coordinador. Nos dan capacitaciones para formar 5 brigadas para prevenir desastres. Está la de primeros auxilios, de rescate, de albergues, evacuación y evaluación de daños“.

Afortunadamente los más interesados en participar son aquellos líderes que viven en áreas un tanto menos peligrosas pues sus casas están lejos de barrancos. Doña Marta, por ejemplo, participa porque ella sabe lo que es estar en riesgo pues cuando ella llegó a la comunidad también vivía en una casita deteriorada y fue beneficiaria de un crédito que le permitió mejorar su vivienda. Ella ahora es solidaria con las personas que viven en las cinco secciones de la Verbena, todas ellas llamadas “Joyas ”.

La ayuda humanitaria es una manifestación de la solidaridad europea hacia los grupos de población más vulnerables del mundo. Esta solidaridad se ha contagiado en los asentamientos cuyos nombres optimistas apenas ahora empiezan a tomar sentido. Milagro de Amor, La Joyita, Vida Nueva son lugares donde las poblaciones han adquirido un compromiso comunitario más amplio y la posibilidad de estar en peligro los ha unido. Caminando calle arriba y calle abajo va el comité de vecinas revisando aquellas casas que están a punto de desplomarse unas sobre otras.

Algunas municipalidades están colaborando con algunas obras de infraestructura, proporcionando algo de block y cemento para construir muros y mejorar el estado de las calles. Existen también otros programas como el de la alianza Oxfam-ESFRA-ISMU que apoya con madera y láminas a algunas personas que necesitan reparar sus casas. También nos ayudaron con un área demostrativa en los sectores 3 y 4 de Nuevo Amanecer, zona 21. Ahora tenemos una callecita asfaltada, con drenaje pluvial y perfectamente bien planificada, en contraste con el empinado camino de tierra, resbaloso y quebrado que teníamos antes. Como un fenómeno interesante, las casas a la orilla del camino reconstruido son ahora mejores, pues las familias se han propuesto construir sus casas con block en lugar de la tradicional lámina y cartón.

Sin embargo, es la capacitación la apuesta más segura para generar mejoras. De allí que el primer resultado esperado del programa sea el fortalecimiento de capacidades de organización y respuesta ante emergencias a través de la creación y capacitación de las Coordinadoras Locales para la Reducción de Desastres (COLRED).

Un activo participante de las COLRED es don German Armira Cor de 71 años de edad que vive desde hace 45 años en la Joya 4, La Verbena. Don German opina: “Nos han tomado en cuenta con esta conformación en 5 grupos que se hizo aquí en la Verbena. Aquí el trabajo de nosotros es hacer conciencia a los que viven en la orilla de los barrancos. No es tan fácil evacuar a la gente, porque al momento ellos toman su decisión de salir, pero no definitivamente. No quieren dejar la colonia, no quieren dejar el barranco, entonces ellos tienen que volver a lo mismo porque no tienen a donde irse.”

Una gran parte de las poblaciones de estos asentamientos son personas que han invadido los terrenos a pesar de haber sido declarados inhabitables. A falta de otro lugar donde vivir, son capaces de cortar la ladera para colocar allí una pequeña casa con lo mínimo. Diariamente, se ven subir y bajar por aquellos empinados callejones y graderíos niños pequeños y ancianos. Incluso una mujer de la tercera edad en su silla de ruedas era llevada por familiares con gran dificultad. Ellos han visto ocurrir toda clase de problemas que se agudizan con las lluvias. Desde una casa inundada y drenajes rotos hasta historias más dramáticas como la que cuenta, Patty Baquiax, Coordinadora de Milagro de Amor en Tierra Nueva II: “Hay personas más perjudicadas que se les entra el agua, hay veces que hasta nadan las camas, aquí arriba no es tanto, es más las personas que están allá abajo. Como en la Joyita, allí es donde se fueron 8 casas, a la gente la sacamos de allí y se las llevaron. Los tuvimos albergados en el salón Milagro de Amor, eran como 18 familias. Todo lo perdieron porque se quedó enterrado todo, la gente les estuvo regalando ropita y trastecitos, pero gracias a Dios se los vinieron a llevar.”

La gente se muestra entusiasmada con el aprendizaje pues comprenden la enorme necesidad de conocimientos para poder prevenir y reducir el impacto de algún desastre. “En el tema de primeros auxilios, ese tema me gustó, porque en el momento uno ya tiene idea de cómo atender a una persona. Cada 15 días vamos, y vemos diferentes temas. Soy de aquí de Milagro de Amor tengo como 15 años de vivir aquí”, dice entusiasta la participante Aracely Bámaca.

Como primera acción concreta, todos los asentamientos han designado un lugar para albergar a las familias en caso de evacuación. Algunos lo han instalado en el salón comunal, otros en las canchas de tierra, donde piensan construir campamentos en caso necesario.

El siguiente paso del programa es el diseño e implementación de sistemas de monitoreo y alerta operados por la propia comunidad. A esto debe seguir la coordinación con instituciones relacionadas con la reducción de los desastres especialmente los Ministerios de Salud y Educación y los cuerpos de socorro como Bomberos y Cruz Roja. Se espera capacitar a los funcionarios de las instituciones en el tema de reducción de desastres y gestión del riesgo, así como elaborar los planes escolares y los de respuesta del Sector Salud en las áreas donde trabaja el proyecto. Por último se espera reproducir materiales y manuales sobre el tema, así como campañas de información y divulgación comunitaria para incrementar el conocimiento sobre los riesgos y su reducción para lograr un cambio de actitud y prácticas para estar preparados ante los desastres.
Este proyecto puede servir como ejemplo para otras poblaciones en riesgo, por lo que se espera difundir las experiencias y éxitos del proyecto para conocimiento de la población en general y de las instituciones relacionadas con la reducción de desastres en el país.

La Comisión Europea ofrece ayuda humanitaria imparcial a las personas necesitadas de auxilio sin distinción de raza, grupo étnico, religión, sexo, edad, nacionalidad o afiliación política. En Guatemala, esto se está materializando con la ayuda financiera prestada a través del Programa de Preparación a Desastres (DIPECHO) .

Jessica Morales, Coordinadora de la Joyita, en Tierra Nueva II, tiene una opinión positiva sobre el programa, pues dice: “Se necesita mucha capacitación. Aprende uno para el resto de la vida, tanto los que viven a la orilla del barranco, como nosotros. Ahora podemos ayudar a la gente, que cualquier cosa, Dios no lo quiera, pero si pasa algo uno puede ayudar. En cambio si uno no sabe, no se mete, solo se queda mirando.”

Lo más valioso es haber logrado construir una red social de ayuda para los más necesitados, una red fuerte, que sigue trabajando por los demás, llueve truene o relampagueé.

El proyecto de Preparación ante Desastres en asentamientos urbanos del departamento de Guatemala de la alianza Oxfam GB – ESFRA – ISMU se relaciona principalmente con el eje 5 del Marco de Acción de Hyogo en relación con lograr respuestas a emergencias efectivas y óptimas aunque también tiene algunas de sus componentes relacionadas con el eje 2 de identificación, evaluación y monitoreo de riesgos y con el eje 3 sobre el uso de herramientas educativas innovadoras para el aumento de la resiliencia a nivel comunitario.

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