Revista EIRD Informa - Las Américas
Número:13 -2006 -12/2006 - 11-/2005 - 10/2005 - 9/2004 - 8/2003 - 7/2003 - 6/2002 - 5/2002 - 4/2001- 3/2001 - 2/2000 - 1/2000
 
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Las paradojas del piloto

Los Talleres de Microzonificación de Riesgos y Recursos se han caracterizado por la fusión entre costumbres milenarias y el manejo técnico de los desastres de origen natural.
El Programa Piloto de Participación Comunitaria con Pueblos Originarios de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior, Chile, pretende fortalecer las herramientas de autogestión y gestión local de las comunidades indígenas, con el fin de mejorar la calidad de vida de quienes viven en zonas rurales aisladas.
Este programa piloto partió en mayo de 2006 y centró su accionar en las comunidades indígenas Mapuche del Lago Budi – Comuna Saavedra - IX Región, ubicadas a 750 kms. de Santiago.
Durante el año 2006 se realizaron cuatro Talleres de Microzonificación de Riesgos y Recursos abarcando a cuatro comunidades: Puaucho, Collileufu Chico, Collileufu Grande y Deume con una participación de 60 personas, entre los cuales diez son dirigentes. Actualmente, se desarrolla la Segunda Fase del Programa que consiste en el seguimiento de los Planes Comunitarios de Emergencia, la coordinación con el gobierno local y la incorporación de otras tres comunidades al proceso de Microzonificación.
Todo esto dentro de la prioridad tres del Marco de Acción de Hyogo de utilizar el conocimiento, la innovación y la educación para crear una cultura de seguridad y resiliencia a todo nivel.
En sus primeros meses de existencia el Programa Piloto de Participación Comunitaria para la Prevención de Riesgos en Comunidades Indígenas de Chile, de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI), mostró una sorprendente recepción y una significativa comprensión de sus objetivos por parte de comunidades Mapuche del Lago Budi, IX Región. Numerosas personas de las localidades beneficiadas por el Programa Piloto integraron los Comités Comunitarios de Protección Civil que tienen por objetivo acometer las tareas de prevención de riesgos.
Las profesionales, María Rosa Verdejo, Consuelo Cornejo y Alejandra Riquelme, del Departamento Técnico de ONEMI y a cargo del Programa convivieron durante semanas con las comunidades Mapuche del lugar para adecuar metodologías y estructuras técnicas que permitieran reconocer los riesgos naturales o provocados por el hombre y, de esta forma, diseñar las estrategias a seguir.
Posterior a esta etapa de investigación se realizaron, durante el 2006, cuatro Talleres de Microzonificación de Riesgos y Recursos abarcando a cuatro comunidades Mapuche: Puaucho, Collileufu Chico, Collileufu Grande y Deume.
Al término del Taller realizado en la comunidad de Puaucho en agosto del 2006, el dirigente de esa comunidad, Braulio Ancán, decía: “Durante el taller se vieron varios temas. Hablamos de la posibilidad de que se salga el mar como ocurrió el año 1960, de incendios, de terremotos. Durante estos días hicimos un mapa del territorio de la comunidad, donde identificamos los lugares de mayor riesgo y las zonas donde estaremos más seguros cuando ocurra un desastre. Lo que hemos hecho es prepararnos porque nosotros solos no nos imaginamos las cosas, tampoco las soluciones. La idea ahora es que estemos preparados y no esperemos sentados lo que nos va a ocurrir”.

Afinidad en la diferencia
¿Por qué resulta sorprendente la acogida que tuvo el Programa en la comuna Saavedra? En primer lugar, porque las comunidades sumidas en la pobreza, como es el caso de estas colectividades Mapuche, tienen como costumbre vivir el día a día. Estas creencias dificultan la posibilidad de acoger preocupaciones de futuro, como son la prevención de riesgos, y menos organizarse en torno a ellas. Asimismo, porque suele predominar una suerte de fatalismo en estos grupos respecto de la situación de pobreza y aislamiento en que viven. Esta “conciencia mágica” como la llamó el educador brasileño Paulo Freire, hace a las personas entregarse a los dictados de un destino que se les aparece como arbitrario y fuera de control. Intentar controlar el futuro reduciendo el riesgo y la incertidumbre que es en lo que consiste la prevención, no cabe en ese ambiente psicológico. Sin embargo, las comunidades Mapuche tienen una conexión espiritual con la naturaleza que forma parte de su cosmovisión religiosa. Se representan a sí mismos como parte de ella. La naturaleza es omnipotente, es la fiel compañera del devenir y también de la vida diaria.
El comportamiento de las aves, la dirección del viento, el rugido del mar representan signos a escrutar; son señales de cambios climáticos, de peligro de diferente tipo que pueden amenazar a las personas. “Cuando las aves van al norte es porque van a buscar agua, si el mismo día vuelven es porque no encontraron”. “Cuando se enoja Mankean1 es porque viene una lluvia fuerte y larga”. “Antes del maremoto del año 1960, los gallos cantaban a deshora: ese era un anuncio”, relataban los participantes en el taller realizado en la comunidad de Collileufu Grande en octubre de 2006. Pero también hacían referencia a que “después siguió temblando pero arriba en el cerro nos juntamos las comunidades para hacer rogativas, día y noche bailábamos alrededor del Rewe2. Ahí despacito, despacito se fue calmando el mar, siguió temblando pero el mar ya más quietito”.

De acuerdo a estas visiones la naturaleza recupera espontáneamente su equilibrio. Pero, las personas deben entender las disociaciones entre los elementos naturales con el fin de protegerse.

Las comunidades Mapuche habitan en zonas relativamente aisladas y son poblaciones dispersas conformadas por caseríos que, generalmente, están a merced de los comportamientos de la naturaleza. Esta situación se acrecienta cuando hay desconexión con los sistemas de protección y apoyo. La ayuda mutua y la solidaridad permiten neutralizar la incomunicación y la precariedad. Como ocurre en grupos enfrentados a la pobreza, predomina en estas comunidades la máxima de conducta que reza “yo te ayudo hoy y mañana otros me ayudarán”.

Durante el Taller realizado en la comunidad de Collileufu Grande, en octubre de 2006 la Machi3 Elena Calfupan relataba: “Las comunidades son solidarias y permanentemente lo están demostrando. La gente es solidaria cuando sucede un siniestro. Cuando algo ocurre la gente se junta, se reúne ayuda y se le va a dejar a quien la necesita. Las cosas ocurren de repente, no hay fecha ni hora y la gente igual responde. Nadie está solo”.

Interculturalidad en terreno
La relación entre las costumbres de las comunidades Mapuche y los objetivos del Programa Piloto de Participación Comunitaria se ha caracterizado por el nivel de pertinencia con que se han desarrollado los Talleres de Microzonificación de Riesgos y Recursos. La disposición de las instructoras de los talleres a convivir, escuchar y seguir el ritmo de los participantes ha tenido el propósito de amalgamar costumbres milenarias con un trabajo técnico. La cantidad de tiempo destinado a conseguir esta fusión ha sido relevante en el desarrollo del trabajo, puesto que los relatos orales han resultado ser fundamentales para asimilar la historia de las comunidades, conocer el entorno desde su visión, tomar en cuenta sus sistemas de señales y las maneras de reaccionar frente a la adversidad. “Desde ese conocimiento hemos conjugado y entrelazando información y manejo técnico de los desastres de origen natural; profundizando en las distintas situaciones a que están expuestos, e ir en conjunto descubriendo la mejor forma de enfrentarlas; apelando a la solidaridad, el gran recurso que existe entre los miembros de cada comunidad y de las comunidades entre sí; para, finalmente, desarrollar estrategias de prevención sustentadas en la organización de Comités Comunitarios de Protección Civil, los que cuentan con el reconocimiento del municipio”, señalan las instructoras.

La experiencia de este Programa Piloto también ha sido relevante para las comunidades Mapuche. María Nahuel, dirigenta de la comunidad de Collileufu Grande, sostenía al cierre del Taller realizado en la misma comunidad, en octubre del 2006:
“Es primera vez que aquí se hace una capacitación como ésta. Ustedes han escuchado nuestra realidad. Yo, como dirigenta, he tenido mucha capacitación pero este tema es la primera vez que lo tocamos. Es la primera vez que nos ayudan a reflexionar sobre lo que nos pasa y cómo podemos mejorar. Ha sido muy bueno eso que nos enseñaron de priorizar las necesidades, de saber que no es normal que uno viva como vive y que se puede mejorar con nuestros propios recursos. También creo que es positivo que se forme un comité con participantes de distintas comunidades porque eso nos une, y no siempre las ayudas externas nos unen, más bien nos separan. La gente dice que ha aprendido. Les interesó porque ustedes explicaron bien, con paciencia y por eso vino tanta gente al taller”.
Resulta obvio que no se puede esperar de estos talleres el vencimiento de las condiciones de dependencia; tampoco la inclinación de estas comunidades a establecer relaciones de tipo “clientelistas” con los agentes externos, especialmente si se trata de organismos estatales. Sin embargo, la prevención de riesgos demuestra ser un área de trabajo que propicia la conexión con dos recursos existentes en las comunidades Mapuche: una concepción sofisticada de la naturaleza y sus ritmos, y una propensión a la solidaridad.

Para mayor información contactar a:
Verónica Hidalgo
ONEMI
vhidalgo@onemi.gov.cl

1 Mankean: Dueño del mar. Corresponde a una leyenda del pueblo Mapuche.
2 Rewe : Tronco descortezado de árbol, labrado con peldaños (laurel, maquí, canelo) enterrado frente a la puerta de la ruka de la machi de la cual es instrumento y símbolo: En algunos lugares y ocasiones es también especie de pabellón o símbolo representativo de una determinada comunidad o sector.
3 Machi : Curandera de la comunidad


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