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Aumento de la resiliencia de las comunidades ante los desastres en Guatemala

Pedro Cancuc, dirigente comunitario de 45 años, habita en la pequeña comunidad de Chapín Arriba Las Machacas en Guatemala. Él vive en esta comunidad rural con su esposa e hijas y recuerda que no había nada cuando llegó por primera vez, hace ya 32 años.

“Nuestra comunidad está dividida por el canal de un río. Antes, no teníamos un puente para cruzar el río, especialmente durante la estación lluviosa, y eso era peligroso para los niños. Les era muy difícil ir a la escuela y por eso perdían clases para evitar ahogarse o que el río los arrastrara cuando lo cruzaban nadando o caminando, lo cual era un serio peligro a su seguridad”.

“La Cruz Roja de Guatemala nos ayudó a construir un puente que conecta a nuestra comunidad. Ellos también nos capacitaron en primeros auxilios y nos hablaron sobre la importancia de cuidar nuestra higiene y la forma en que ésta puede afectar la salud de la comunidad en su conjunto”, señaló Pedro Cancuc, dirigente comunitario.

Las actividades integrales para la reducción del riesgo de desastres que implementa la Cruz Roja de Guatemala reciben el apoyo de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, a través de las labores que emprenden los Centros Regionales de la Federación para la Reducción del Riesgo de Desastres, mejorando así la calidad de los temas que se abordan en el ámbito comunitario.

Por su parte, Edy Leal, Coordinador Nacional de Proyectos del Departamento del Reino Unido para el Desarrollo Internacional (DFID) y voluntario de la Cruz Roja de Guatemala señaló que “el uso de la metodología de evaluación de la vulnerabilidad y la capacidad denominada Aprendiendo con la Práctica nos ha ayudado a todos al enseñarnos la importancia de utilizar un enfoque participativo en el mapeo de los recursos y la identificación de las necesidades comunitarias. Este enfoque toma en consideración las opiniones de los miembros de la comunidad desde el inicio del proceso, lo cual ayuda a organizar la información y permite que sea más fácil tomar decisiones más realistas y viables”.

La coordinación con los socios de trabajo más importantes fue uno de los elementos fundamentales en la implementación de las acciones. Entre los socios de trabajo que participaron estuvo la Cruz Roja de Finlandia, tanto para ofrecer asistencia técnica como apoyo financiero. La coordinación con la municipalidad local y con el gobierno nacional también se estableció durante el proceso de implementación.
Asimismo, Rolando Gutiérrez, voluntario de la sucursal de la Cruz Roja en Santo Tomás de Castilla explicó que “se utilizó un enfoque innovador que no daña el medio ambiente a través de la instalación de paneles solares en las escuelas, ya que muchas no tenían electricidad. Ahora hay luz en las escuelas y los maestros, los niños y los padres de familia están muy felices”.

Por su parte, Roy Venegas, Coordinador del Proyecto Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres señaló que “la primera en responder ante un desastre es la propia comunidad. Por lo tanto, el éxito de la respuesta frente a un desastre depende de la capacidad de las comunidades y de la habilidad de coordinar eficazmente los esfuerzos entre las zonas afectadas, la Cruz Roja, otras instituciones y los actores locales de ayuda humanitaria”.

“Gracias a estas acciones de mitigación y de desarrollo de capacidades nos sentimos más seguros, especialmente nuestros hijos, y ahora podemos cruzar el puente sin ningún temor. La gente puede ir a trabajar, a la escuela y continuar con sus vidas diarias, aún durante la estación lluviosa, que es cuando crece el río”.

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Foto: © IFRC

Finalmente, Pedro Cancuc afirmó que “esto ha contribuido a que nuestra comunidad sea más organizada y nos sentimos preparados en caso de un desastre. Confiamos en la Cruz Roja de Guatemala porque prometieron ayudarnos y lo hicieron. Esperamos que no nos dejen solos, ya que necesitamos continuar aprendiendo y fortaleciendo nuestras capacidades en muchos otros temas, tal como la forma de prevenir las enfermedades, al igual que otros asuntos relacionados con la salud”.

Según el Informe Mundial sobre Desastres del 2007, miles de vidas y miles de millones de dólares podrían salvarse cada año si una fracción de los fondos que se gastan para responder a las catástrofes se utilizaran para minimizar los efectos de los desastres de origen natural en la gente vulnerable. Por ejemplo, diversos estudios del Banco Mundial han mostrado que cada dólar que se invierte en la reducción del riesgo puede ahorrar entre dos y diez dólares en los costos de respuesta y de recuperación de los desastres.

La contribución financiera del DFID busca fortalecer las capacidades en torno a la reducción del riesgo de desastres, tanto a nivel institucional como en el ámbito comunitario.
Para mayor información contactar a:
krystell.santamaria@ifrc.org

 


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