Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres
Las Américas   

Revista EIRD Informa - América Latina y el Caribe
Número:13 -2006 -12/2006 - 11-/2005 - 10/2005 - 9/2004 - 8/2003 - 7/2003 - 6/2002 - 5/2002 - 4/2001- 3/2001 - 2/2000 - 1/2000

 

Revista para América Latina y el Caribe         Número. 15, 1999

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¿La infraestructura de salud menos vulnerable?
De Jean Luc Poncelet, OPS/OMS

En 1985, luego del terremoto de México, los profesionales, y especialmente los trabajadores en los preparativos para casos de desastres, muchos de los cuales habían acompañando el programa de la OPS desde su creación en 1976, estaban deprimidos debido a la magnitud del desastre y sobre todo por la frustración enorme de que colegas que se habían preparado para rescatar y salvar vidas, estaban en la imposibilidad de actuar por el colapso estructural o funcional de varias instalaciones de salud, muchos incluso perdieron sus vidas al interior de estos.

El mismo año, la erupción del Nevado del Ruiz, en Colombia, fue también la constatación de los límites de preparativos para casos de desastres y la necesidad urgente de ir un paso adelante en las Américas para reducir las causas del riesgo; trabajando en forma más sostenida, asegurando que siguieran funcionando durante y después de una calamidad, la infraestructura y la organización de por lo menos las instalaciones vitales como los hospitales, centros de salud, sistema de agua potable, laboratorios esenciales, centros de rescate y de coordinación y otras facilidades críticas para salvar las vidas.

El inicio del DIRDN en 1990, con la presencia de una Unidad Regional para América Latina y el Caribe, permitió mantener el interés en la región, y a través de la colaboración continua con la OPS, tener un frente más amplio, necesario para abordar en forma más seria el tema de la reducción de la vulnerabilidad en instalaciones vitales. El primer trabajo fue de acercamiento a nuevos grupos de profesionales tales como los arquitectos, ingenieros, universidades y cámaras de construcción, que dio como resultado la elaboración de guías y normas para la reducción de la vulnerabilidad de los edificios (estructural) sobre todo en caso de huracanes en el Caribe y luego se extendió al caso de los terremotos con las experiencias adquiridas en los países sudamericanos y centroamericanos. Fue la época en la cual se analizó por ejemplo, la experiencia exitosa de reforzamiento de hospitales de la Caja Costarricense del Seguro Social en Costa Rica.

Rápidamente se percibió con claridad que la reducción de la vulnerabilidad estructural tenía que ser considerada en los aspectos funcionales de las instalaciones de salud y la necesidad absoluta de buscar un apoyo político y de la alta gerencia del sector salud y de otros sectores claves. La reunión de Cartagena de Indias, en Colombia, seguida por la Conferencia Mundial de Reducción de los Desastres en Yokohama, Japón, en 1994, fueron eslabones esenciales para culminar, en el sector salud, con la conferencia de México, coauspiciada por la Secretaría del Decenio en 1996. Muchas de las recomendaciones de esta conferencia1 se implementaron representando un primer paso esencial en la reducción de la vulnerabilidad hospitalaria. Una cooperación similar se desarrolló con el sector agua, elemento vital para asegurar un buen estado de salud luego de un desastre.

La Secretaría de la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres que sucederá a la Secretaría del DIRDN será otro socio de la OPS para seguir cooperando hacia la reducción de los desastres.

1 Estas recomendaciones como otros documentos son disponibles en texto completo en la biblioteca virtual: http://www.vdl-bvd.desastres.net:5000/


 




Un decenio para una mejor transparencia en la ayuda humanitaria
De Jean L uc Poncelet,OPS/OMS

Si bien en los años ochenta existía un interés en el campo de la gestión de los desastres, este no iba mucho mas allá de un grupo relativamente limitado de organizaciones y de profesionales. La OPS promovió, al iniciar el Decenio, la elaboración de un instrumento denominado SUMA (Manejo de Suminsitros en caso de desastres), con el fin de mejorar el uso de la ayuda humanitaria para todo tipo de aprovisionamientos. Esto fue un esfuerzo multisectorial y con base en contribu-ciones muy valiosas de expertos de todos los países de América Latina y el Caribe. En los primeros años fue un proyecto limitado al inventario de suministros en puntos de entrada, para luego transformarse en un sistema que fortalece la gestión de la ayuda humanitaria en todos los campos.

La experiencia adquirida luego del fenómeno de “El Niño” 1997-98, el huracán Georges y Mitch y del uso del sistema SUMA en Timor Oriental, demostró una vez más, que su implementación permite a las instituciones, gubernamentales o no gubernamentales, evitar la duplicación de suministros y su uso inapropiado y dar un panorama del movimiento real en relación con la ayuda. El factor de éxito en estas circunstancias se debe a la voluntad política de un manejo transparente tanto de parte de Gobiernos como de las ONG’s, así como de organizaciones de NNUU o de agencias bilaterales. Esto también ha sido posible gracias al número de profesionales capacitados y la sensibilización procurada a través del DIRDN y muchas otras instituciones.

El Decenio se termina dejando constituido un grupo capacitado en América Latina y el Caribe disponible para la región y fuera de ella, de apoyo a los esfuerzos de cualquiera que desee promover un uso más racional, eficiente y transparente de la ayuda humanitaria. Abre también la puerta a la necesidad de trabajar más para tener una cultura del manejo transparente de suministros y algo mucho más importante, que la ayuda entregada esté verdadera-mente dirigida a satisfacer las necesidades urgentes de los afectados y no limitarse en respo-nder a necesidades internas de países o agencias donantes.

Para mayor información contactar a:
funsuma@sol.racsa.co.cr
Web: www.disaster.info.desastres.net/SUMA/


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