Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres
Las Américas   

Revista EIRD Informa - América Latina y el Caribe
Número:13 -2006 -12/2006 - 11-/2005 - 10/2005 - 9/2004 - 8/2003 - 7/2003 - 6/2002 - 5/2002 - 4/2001- 3/2001 - 2/2000 - 1/2000

 

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Campa�a de las Naciones Unidas sobre la Reducci�n de Desastres en el 2000 Reducci�n de Desastres, Educaci�n y Juventud

Durante la Década Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (DIRDN), el Día Internacional para la Reducción de Desastres contribuyó significativamente a incrementar la conciencia en relación con la reducción de catástrofes en diferentes países y comunidades en todo el mundo. Tomando en consideración el éxito de este Día, cuando el DIRDN finalizó en diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió mantener su evocación anual durante el segundo miércoles de octubre.

La Secretaría de la EIRD ha decidido centrar la atención de la Campaña Mundial de la Reducción de Desastres del 2000 en el tema de la “Reducción de Desastres, Educación y Juventud”. Se incluirá la prevención de incendios forestales, como ejemplo específico donde la juventud se pueda involucrar activamente y tomar conciencia de que es un fenómeno poco reconocido capaz de ocasionar grandes desastres que afectan directamente al medio ambiente en detrimento de un desarrollo sostenible.

La finalidad de la campaña es promover medidas para la prevención de desastres en las comunidades en riesgo, al igual que entre todos los sectores sociales interesados alrededor del mundo. Continuar construyendo una cultura de prevención a través de canales educativos, con el objeto de que la juventud de hoy juegue un activo papel en la reducción del impacto de los desastres en el futuro.

Los jóvenes todavía se encuentran en la etapa de experimentación y pueden aprender más fácilmente que los adultos. Su entusiasmo e idealismo pueden estimular la acción y orientarla en dirección correcta. Al aprovechar esta fuerza para el cambio, se hace un llamado a los jóvenes para que trabajen en sociedad con los adultos, quienes deben estimular su participación y ser receptivos hacia sus ideas. A través de la participación directa, los jóvenes también pueden desarrollar su propio sentido de responsabilidad.

Es obvio el efecto adverso que tienen los desastres en el desarrollo; las opciones que se presentan para mitigar ese efecto son pocas: o nos limitamos a reconstruir la vulnerabilidad después de los desastres o contribuimos ahora a reducir los impactos que puedan suceder en el futuro. Esto implica la necesidad de integrar el análisis de riesgo en el diseño de todos los proyectos de desarrollo que se formulen y se ejecuten, así como la necesidad de reducir la vulnerabilidad empleando medidas de prevención y mitigación de desastres.

La nueva cultura sobre los riesgos y desastres, como obra humana, ha de fraguarse en la familia, la escuela, los centros de trabajo y la sociedad en general, como contextos educativos, como salas de clases de la «nueva escuela». Cambiar el rol del sector educativo es lógico, ya que las universidades y escuelas son las instituciones donde preparamos a nuestros futuros ciudadanos para que cumplan un papel activo en la sociedad. No sólo es nuestra responsabilidad difundir la educación con el propósito de que nuestros ciudadanos se encuentren bien preparados; pero también es nuestra obligación moral el reducir los riesgos de desastres dentro de los centros educativos, para asegurar que nuestros niños y profesores estén a salvo de las consecuencias devastadoras que presentan los terremotos, los huracanes y las inundaciones.

La completa integración del sector educativo dentro de los esfuerzos para reducir el efecto de desastres, promete resultados permanentes ya que no existe otra institución que tenga el potencial de influenciar a la mayoría de ciudadanos de cada nación como la educación. Instamos a todos los movimientos y organizaciones para jóvenes a sumarse a este reto, como el Movimiento Scout, Cruz Roja, Bomberos Voluntarios, entre otros.

 

Los objetivos principales de la campaña son:

1. Promover un cambio de mentalidad, con respecto a la reacción ante el peligro, por una de manejo integral del riesgo.

En diferentes países alrededor del mundo, se ha centrado la educación sobre desastres solamente en el área de la preparación o conocimiento sobre el estudio de las diversas amenazas físicas. El hecho de entender que las causas del riesgo es la combinación de estas amenazas con vulnerabilidad de la sociedad en sus variadas facetas implica estudiar ambas causas, para una búsqueda e identificación de medidas de reducción y un manejo o gestión integral del riesgo ante desastres.


2. Promover un compromiso más fuerte para incorporar temas de prevención para la reducción de desastres en los programas educativos

Tanto la educación como los jóvenes representan poderosas fuerzas para el cambio. La educación y los centros educativos, tales como escuelas y universidades, pueden modificar la percepción y las actitudes de las personas; los efectos pueden multiplicarse dentro de una misma comunidad.


3. Promover una mayor participación de la juventud en las actividades dirigidas a la reducción de desastres

Los jóvenes son recursos claves en la movilización de sus comunidades. Al aprovechar esta fuerza para el cambio, se hace un llamado a la juventud para que trabaje en sociedad con los adultos, quienes deben estimular su participación y ser receptivos hacia sus ideas.

 


Para mayor información favor contactarse con:

Oficial de Promoción, Secretaría de la
Estrategia Internacional para
la Reducción de Desastres (EIRD)
Palacio de las Naciones, 1211 Ginebra 10, Suiza
Teléfono: (41 22) 917 90 00;
fax (41 22) 917 90 98 / 99
isdr@un.org

o La Unidad para América Latina y el Caribe
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